En una entrevista difundida hace un mes a través de un podcast, Víctor de Aldama, el empresario situado en el epicentro de la trama de corrupción que sacude la política nacional, ha lanzado una batería de acusaciones que apuntan directamente a la línea de flotación del sistema democrático y la financiación de partidos.
Con un tono desafiante y asegurando no tener miedo a las repercusiones, Aldama afirmó categóricamente poseer evidencias materiales de delitos graves. “En el momento que lo tenga que contar, lo contaré con pruebas”, sentenció el empresario.
“Tengo pruebas de la financiación ilegal”
Durante su intervención, Aldama no titubeó al confirmar la existencia de flujos de dinero ilícitos. “Obviamente ha habido financiación ilegal”, declaró, añadiendo que es un hecho que ha repetido en varias ocasiones y que reiterará ante la justicia si es necesario. “Vuelvo a repetir: tengo pruebas de la financiación ilegal del partido”, insistió, dejando entrever que guarda documentación comprometedora que aún no ha visto la luz.
La sombra del fraude electoral y la mención a Indra
Quizás la declaración más explosiva de la entrevista fue la acusación directa sobre la integridad de los procesos electorales en España. Según el empresario, se han producido “elecciones amañadas” ante la pasividad generalizada.
Aldama fue más allá al señalar a la tecnológica encargada del recuento provisional: “Hay empleados de Indra que saben que estas elecciones han sido amañadas y tienen miedo a salir a hablar”. Estas palabras sugieren la existencia de testigos dentro de la compañía que, según su versión, guardarían silencio por temor a represalias.
Más allá de las mascarillas y la obra pública
El empresario quiso también dimensionar el alcance de la supuesta corrupción, advirtiendo que las investigaciones actuales sobre los contratos de emergencia durante la pandemia o las licitaciones de obra pública son insuficientes para explicar la magnitud de la trama.
“Hay mil cosas”, aseguró Aldama. “No es solamente obra pública, no es solamente mascarillas; son muchas más cosas”. En su discurso, calificó a los implicados de “impunes” e “hipócritas”, acusándoles de mantener un doble rasero moral ante la ciudadanía mientras participan en estas supuestas actividades ilícitas.
Aldama cerró su intervención sugiriendo que posee información suficiente para estar hablando durante “una semana entera”, dejando en el aire una amenaza velada sobre la cantidad de información reservada que maneja y que podría desestabilizar el panorama político actual.