Una nueva denuncia ha sacudido los cimientos internos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Según ha podido conocerse este martes, una militante de la formación ha formalizado una acusación por acoso laboral utilizando el canal interno de denuncias éticas del partido. Este hecho añade más presión a la organización, que atraviesa una semana crítica marcada por la dimisión de varios cargos intermedios y la investigación de otros dirigentes en distintas federaciones.

El canal interno, bajo la lupa

La denunciante ha recurrido al sistema de “compliance” o cumplimiento normativo que el partido reforzó recientemente para garantizar el anonimato y la protección de las víctimas. La denuncia detalla episodios de presión sistemática y hostigamiento en el entorno de trabajo, desvinculándose inicialmente de las acusaciones de índole sexual que han protagonizado otros titulares recientes, pero señalando un patrón de comportamiento abusivo por parte de un superior jerárquico dentro de la estructura orgánica.

El uso de este canal interno es clave, ya que la dirección del partido ha insistido en los últimos días en que sus protocolos funcionan y son implacables contra cualquier comportamiento que vulnere el código ético. Sin embargo, fuentes cercanas al caso señalan que la militante habría aportado pruebas documentales, incluyendo correos electrónicos y mensajes, que evidenciarían el trato degradante recibido durante meses.

Contexto de crisis en la formación

Esta revelación llega en un momento de máxima sensibilidad para el PSOE. En los últimos días, la formación ha tenido que gestionar la suspensión de militancia de varios cargos en Andalucía y la Comunidad Valenciana tras conocerse investigaciones similares. La acumulación de expedientes ha obligado a la dirección federal a realizar un llamamiento al orden y a prometer una revisión exhaustiva de todos los casos abiertos.

La denuncia por acoso laboral registrada ahora no solo cuestiona la conducta individual del acusado, sino que también pone en tela de juicio la cultura organizacional en ciertas agrupaciones, donde el poder orgánico podría estar utilizándose para amedrentar a la militancia de base o a trabajadores del partido.

La respuesta de la dirección

Desde la sede de Ferraz, la postura oficial es de “tolerancia cero”. Se ha confirmado la activación inmediata del protocolo antiacoso, lo que conlleva la apertura de un expediente informativo y, en caso de verificarse los hechos preliminares, la suspensión cautelar de las funciones del denunciado. La Comisión de Ética y Garantías será la encargada de instruir el procedimiento, que se espera sea rápido para evitar un mayor desgaste de la imagen pública del partido.

Este nuevo frente abierto amenaza con eclipsar la agenda política del Gobierno y del partido para el cierre del año 2025, obligando a los líderes socialistas a centrar sus esfuerzos en la gestión de daños y la depuración de responsabilidades internas.