MADRID — La situación judicial del exministro de Transportes, José Luis Ábalos, y de su exasesor, Koldo García, se ha precipitado dramáticamente este 27 de noviembre. En una vista de medidas cautelares celebrada en el Tribunal Supremo, la Fiscalía ha endurecido su postura solicitando prisión provisional sin fianza para Ábalos, una petición que coloca al antiguo “hombre fuerte” del Gobierno al borde de la privación de libertad.
La petición de la Fiscalía: Riesgo de fuga y gravedad delictiva
Durante la comparecencia, que ha levantado una expectación mediática inusitada en las puertas del Alto Tribunal, el Ministerio Público ha justificado su petición de prisión incondicional basándose en tres pilares fundamentales: la gravedad de las penas a las que se enfrenta el exministro, la existencia de un riesgo de fuga real debido a su capacidad económica y contactos internacionales, y el peligro de destrucción de pruebas si continúa en libertad.
Fuentes presentes en la sala señalan que el ambiente ha sido tenso. La acusación sostiene que los indicios incriminatorios recabados durante la instrucción son “abrumadores” y vinculan directamente a Ábalos con la cúspide de la trama de corrupción investigada.
Koldo García y la estrategia de defensa
Por su parte, Koldo García, quien fuera la mano derecha de Ábalos, afronta una situación paralela. Aunque su defensa ha tratado de desvincular sus acciones de las órdenes directas del Ministerio, la Fiscalía mantiene que ambos operaban en coordinación. Las defensas de ambos acusados han argumentado en contra de la prisión, alegando arraigo familiar en España y la disposición absoluta a colaborar con la justicia que han mantenido hasta la fecha, calificando la medida de prisión como “desproporcionada”.
Mensajes velados y tensión política
Más allá de lo estrictamente jurídico, la jornada ha estado marcada por las implicaciones políticas. La llegada de los acusados al Supremo no ha sido silenciosa. En los días y horas previos a esta vista, el entorno del exministro ha deslizado varios “avisos” al actual Gobierno.
Existe una preocupación latente en el entorno político sobre lo que Ábalos podría revelar si finalmente ingresa en prisión. La estrategia de defensa parece haber virado de la contención al ataque, sugiriendo que, si cae la cúpula de la antigua gestión de Transportes, no lo harán solos. Esta ruptura total con sus antiguos compañeros de partido añade una capa de complejidad institucional a un caso ya de por sí explosivo.
A la espera del auto del juez
La decisión final recae ahora sobre el magistrado instructor del Tribunal Supremo. Tras escuchar a las partes —Fiscalía, Abogacía del Estado, acusaciones populares y defensas—, el juez debe redactar el auto que determinará si José Luis Ábalos y Koldo García duermen esta noche en sus domicilios o son trasladados a un centro penitenciario.
La resolución no solo determinará la libertad personal de los investigados, sino que marcará el ritmo político de las próximas semanas, con un Gobierno que observa con preocupación el desenlace de uno de los casos de corrupción más mediáticos de la legislatura.