El ingreso en prisión de José Luis Ábalos marca un hito en la historia política reciente de España, pero sus últimas palabras en libertad amenazan con convertir su caso en un problema mayor para el Gobierno. Horas antes de que el juez del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente, decretara su envío a la cárcel sin fianza junto a su exasesor Koldo García, el exministro concedió una entrevista telefónica al diario El Mundo en la que vinculó directamente su situación procesal con una operación de protección institucional hacia Begoña Gómez.

Ábalos, quien se define como un “chivo expiatorio” víctima de una causa “prospectiva”, sostiene que la Justicia y el Gobierno han evitado deliberadamente imputar a Air Europa (Globalia) en la causa de corrupción. Su tesis es clara: si se investigara a la aerolínea por el presunto pago de sus vacaciones —considerado un cohecho—, la investigación chocaría inevitablemente con las relaciones comerciales que la esposa del presidente mantenía con dicho grupo empresarial. “Investigar a Air Europa sería abrir el melón, ahí podemos llegar a Begoña. Podemos llegar bien llegados”, sentenció el exdirigente socialista.

La conexión Begoña Gómez – Globalia

Las insinuaciones de Ábalos cobran sentido al contrastarse con las informaciones que diversas cabeceras han publicado en los últimos años y que dibujan un mapa de relaciones coincidente en el tiempo con el rescate público de la aerolínea.

Según desvelaron varias investigaciones periodísticas, Begoña Gómez mantuvo encuentros privados con Javier Hidalgo, entonces consejero delegado de Globalia (matriz de Air Europa), en los meses críticos de 2020, justo cuando la compañía negociaba su rescate millonario con el Gobierno. Estas reuniones, celebradas tanto en la sede de la compañía en Pozuelo de Alarcón como de forma telemática, tuvieron lugar en junio y julio de 2020, poco antes de que el Consejo de Ministros aprobara la inyección de 475 millones de euros públicos.

Además de las reuniones, otras fuentes han documentado que la relación entre la esposa del presidente y el grupo turístico tenía una vertiente económica a través del IE Africa Center, organismo que Gómez dirigía. Globalia, a través de su filial Wakalua, firmó un acuerdo de patrocinio con dicha entidad apenas unas semanas antes del estallido de la pandemia y del posterior rescate. El exministro sugiere ahora que esos vínculos son la verdadera razón por la que ni la aerolínea ni sus directivos han sido imputados por cohecho en su causa, a pesar de que la Fiscalía atribuye a la empresa el pago del alquiler del chalé en el que veraneó Ábalos.

“Buscan que me derrumbe”

En su conversación con El Mundo, Ábalos denuncia una disparidad de trato “enorme” respecto a otros implicados y figuras políticas mencionadas en los informes de la UCO, citando expresamente al ministro Ángel Víctor Torres o a su propia expareja, Jéssica, de quien insinúa que ha evitado la imputación tras llegar a un acuerdo.

“Quieren amenazarme con la cárcel. Quieren que me derrumbe. Buscan una confesión”, aseguró Ábalos, quien se convierte en el primer diputado de la democracia en activo —aunque suspendido— que ingresa en prisión. El exministro niega riesgo de fuga, alegando que solo tiene 6.000 euros en la cuenta y una nómina que necesita para vivir, y califica su situación de “locura” y “ficción”.

La estrategia de defensa de Ábalos parece haber virado hacia el ataque total. Al poner el foco en Begoña Gómez y cuestionar por qué no se investiga al “pagador” del supuesto soborno, el ex número dos del PSOE lanza un mensaje velado a La Moncloa: si él cae, está dispuesto a señalar las contradicciones que, a su juicio, protegen al entorno más cercano del presidente Sánchez.