VALENCIA. – La herida de la DANA sigue abierta en la Comunidad Valenciana, no solo en el terreno, sino en el ámbito político y social. En un nuevo capítulo de la gestión post-catástrofe, las asociaciones de víctimas han mantenido una tensa pero necesaria interlocución con Pérez-Llorca, el nuevo interlocutor designado, a quien han trasladado una exigencia innegociable: la entrega del acta oficial de la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (CECOPI) del día de la tragedia.
La búsqueda de la “caja negra” de la DANA
El foco de la reivindicación se centra en lo que muchos consideran la “caja negra” de la gestión de la emergencia: el acta que detalla cronológicamente las decisiones tomadas —y las omitidas— durante las horas críticas, así como el papel exacto que jugó el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón.
Las víctimas, que han expresado su desconfianza hacia las versiones oficiales ofrecidas hasta la fecha, consideran que este documento es vital para esclarecer por qué las alertas llegaron tarde. La reunión con Pérez-Llorca, aunque valorada como un gesto de acercamiento tras meses de silencio administrativo, ha servido para que los afectados marquen una línea roja: sin transparencia absoluta sobre aquel día, la reconstrucción de la confianza es imposible.

Asambleas para decidir el futuro
Paralelamente a la vía institucional, el tejido social de las zonas devastadas se está reorganizando. Según han informado portavoces de los colectivos, se ha iniciado una ronda de asambleas locales en los municipios más castigados. El objetivo de estos encuentros es doble: por un lado, informar a los vecinos de los avances (o la falta de ellos) en las negociaciones con el Gobierno y la Generalitat; y por otro, votar de manera democrática los siguientes pasos a seguir.

Esta estructuración en asambleas demuestra que el movimiento de víctimas ha madurado, pasando de la indignación inicial y la protesta espontánea a una organización civil con capacidad de presión política y legal a largo plazo.
Un nuevo interlocutor, las mismas dudas
La figura de Pérez-Llorca ha entrado en escena con la intención de desatascar la situación y ofrecer una vía de diálogo más fluida que la mantenida anteriormente por el equipo de Mazón. Sin embargo, las asociaciones han dejado claro que no se conformarán con buenas palabras. La entrega del acta de Mazón se ha convertido en la prueba de fuego para determinar si esta nueva etapa de diálogo es real o una mera estrategia de dilación.
Mientras la documentación no aparezca, las víctimas han avisado: la presión en la calle y en los tribunales no cesará.