El Sindicato de Estudiantes ha publicado en su web un comunicado titulado “28 de octubre huelga estudiantil. Sandra, no te olvidamos ¡Basta de bullying! ¡Basta de discursos de odio! ¡Hay responsables!”.
La convocatoria llega después del suicidio de la alumna sevillana de 14 años Sandra Peña, hecho que ha conmocionado al colectivo estudiantil y ha puesto el foco en el acoso escolar.

No obstante, la realización de la huelga —que aparentemente estaba en duda— plantea un interrogante: ¿por qué una organización que dice representar al alumnado dejó pasar días antes de movilizarse ante un caso tan grave?


1. De la tragedia al anuncio de huelga

El acoso escolar tiene consecuencias documentadas sobre la salud mental de los jóvenes, y el suicidio de Sandra ha vuelto a dar visibilidad al problema. El SE, tras la presión mediática y de activistas, ha decidido convocar una huelga estudiantil estatal para denunciar “bullying” y “discursos de odio”.
El problema es que el sindicato demoró su decisión o mostró vacilación, lo cual abre la puerta a una crítica legítima: ¿están las prioridades del sindicato verdaderamente alineadas con el sufrimiento de los estudiantes?


2. Prioridades sinceras… o de imagen

El SE ha liderado en los últimos días movilizaciones por causas ideológicas o internacionales, como por ejemplo una huelga estudiantil en apoyo al pueblo palestino convocada para el 15 de octubre.
Mientras tanto, ante un caso interno —acoso en los propios institutos— el sindicato titubea. Esa dualidad afecta su credibilidad entre los jóvenes que esperan que su voz esté primero en la defensa del alumnado frente a la violencia que sucede dentro de los muros escolares.


3. Un silencio que pesa y una movilización tardía

La demora en convocar y el uso de la huelga como herramienta tras la presión generan dos efectos:

  • Para quienes sufren acoso escolar, puede parecer que la movilización es reactiva (cuando la tragedia ya ha ocurrido) en lugar de proactiva (evitarla desde el inicio).
  • Para el sindicato, supone un desgaste moral: la razón de ser es luchar por los estudiantes, pero cuando el problema ocurre “en casa”, la reacción no es inmediata.

4. ¿Por qué importa la coherencia de un sindicato estudiantil?

Un sindicato estudiantil tiene la misión de canalizar la voz del alumnado, organizarse ante injusticias y presionar al sistema educativo. Si esa organización muestra indecisión o demora en actuar ante un problema tan relevante como el acoso, puede generar desaliento, escepticismo y desconfianza entre sus representados.
La convocatoria del 28 de octubre es un paso, sin duda. Pero el momento y la urgencia la debilitan. La pregunta queda: ¿cómo garantizar que esta movilización no se quede en un acto simbólico, sino que impulse medidas reales y urgentes?


5. Conclusión

El SE ha accedido finalmente a convocar la huelga del 28 de octubre en memoria de Sandra Peña y para visibilizar el acoso escolar. Pero la coherencia entre su discurso y sus acciones está bajo escrutinio.
Los estudiantes merecen más que un cartel, una convocatoria o un día de paro: merecen una movilización con efecto real, alianzas con los centros educativos, seguimiento, protocolos claros y vigilancia constante.
La moral del sindicato no solo está en su capacidad de convocar, sino en su capacidad de no tener que hacerlo ante cada tragedia.