MÉRIDA, 21 de diciembre de 2025. – El escrutinio de los últimos sondeos dibuja un nuevo mapa político en Extremadura que, aunque tiñe la región de azul, deja la gobernabilidad supeditada al entendimiento entre dos fuerzas. El Partido Popular ha logrado una victoria contundente con el 43,11% de los votos y 29 escaños, quedándose a cuatro diputados de la mayoría absoluta (fijada en 33).

Estos resultados confirman el cambio de ciclo sociológico en la región, pero envían un mensaje claro a la presidenta María Guardiola: para garantizar la estabilidad de la legislatura, será aritméticamente imprescindible contar con los 11 diputados de Vox.

La aritmética del pacto: 40 escaños frente a 25

La imagen del hemiciclo no deja lugar a dudas. La suma de las fuerzas de izquierda es insuficiente para plantear una alternativa. El PSOE sufre un duro revés cayendo hasta los 18 escaños (25,79%), un resultado que complica su reconstrucción a corto plazo. Por su parte, la coalición de Podemos-IU-AV resiste con 7 diputados (10,25%), consolidando su espacio pero sin capacidad de influencia real en la formación de gobierno.

Con este escenario, las opciones de gobernabilidad pasan exclusivamente por la derecha:

  1. Coalición Estable: Un gobierno de coalición PP-Vox que sumaría una “supermayoría” de 40 escaños, permitiendo una legislatura tranquila en lo legislativo.
  2. Gobierno en minoría con apoyos externos: El PP podría intentar gobernar en solitario con sus 29 diputados, negociando la abstención o el voto a favor de Vox (16,90% de los votos) ley a ley. Sin embargo, con 11 escaños, la formación de Abascal tiene fuerza suficiente para exigir entrar en el Ejecutivo.

Vox mantiene la llave

Lejos de desaparecer, Vox se consolida como la tercera fuerza política con casi el 17% de los votos. Sus 11 escaños son la llave maestra de la Junta. A diferencia de otros escenarios donde la abstención podría valer, aquí la solidez de sus 11 diputados los convierte en socios inevitables si el PP quiere aprobar presupuestos y evitar el bloqueo institucional.

En conclusión, las urnas han validado la gestión del PP como primera fuerza, pero han negado el cheque en blanco de la mayoría absoluta, obligando a las derechas a entenderse.