La recta final de la campaña electoral en Extremadura se ha visto sacudida por una fuerte polémica en el ámbito municipal que ha escalado rápidamente a la esfera regional. El Partido Popular de Extremadura ha acusado directamente al PSOE de orquestar un “complot” junto a Paula González Morato, exconcejala popular en Navalmoral de la Mata, con el objetivo de desprestigiar la imagen de la candidata a la presidencia, María Guardiola, a pocas horas de la cita con las urnas.
El secretario general del PP extremeño, Abel Bautista, ha comparecido esta mañana para responder a las acusaciones vertidas por la exedil, quien denunció al alcalde de Navalmoral, Enrique Hueso, por presunto “trato machista” y “abuso de poder”. Según la dirección popular, estas acusaciones carecen de veracidad y responden a una estrategia política diseñada en connivencia con los socialistas.

Acusaciones de reuniones secretas y estrategia política
Bautista ha sido contundente al afirmar que el partido tiene pruebas de que la exconcejala mantuvo una reunión ayer mismo con miembros del PSOE. El objetivo de dicho encuentro, según la versión de los populares, habría sido “trazar una estrategia” para maximizar el daño electoral a la candidatura del PP aprovechando la denuncia pública contra el alcalde moralo.
“Detrás de esta polémica está la mano del PSOE”, aseguró Bautista, quien calificó los hechos de maniobra para “hacer daño” en los últimos compases de la campaña electoral.
El origen del conflicto: sueldos y listas electorales
Para el Partido Popular, el cambio de actitud de Paula González no responde a cuestiones éticas, sino a intereses personales frustrados. La formación sostiene que la exconcejala exigió, poco antes de su dimisión el pasado 2 de diciembre, una dedicación exclusiva en el Ayuntamiento para cobrar a tiempo completo. Además, tras el anuncio del adelanto electoral, habría solicitado ser incluida en los “puestos de salida” de las listas autonómicas por la provincia de Cáceres.
La dirección regional del PP declinó ambas peticiones. Según explicó Bautista, fue en ese momento cuando la actitud de la edil cambió radicalmente: “De un día para otro dimitió”. El secretario general reveló que, hasta esa negativa, la exconcejala enviaba mensajes de WhatsApp constantes apoyando la gestión de María Guardiola, llegando a felicitarla por el adelanto electoral.

Batalla judicial y respaldo al alcalde
Frente a las acusaciones de “malas contestaciones” y “desplazamiento” denunciadas por González en un escrito fechado el 1 de diciembre, el Grupo Municipal Popular en Navalmoral ha cerrado filas en torno al alcalde, Enrique Hueso. El resto de concejales niega “rotundamente” la versión de su excompañera.
El conflicto no se quedará en el terreno político. Bautista ha anunciado que el regidor tiene la intención de presentar una querella por injurias contra la exedil para defender su “derecho al honor”, trasladando así la disputa a los tribunales de justicia.
La versión de la exconcejala
Por su parte, Paula González Morato, quien ha pasado a formar parte del grupo de no adscritos, mantiene que su salida se debe a una cuestión de principios. En el comunicado donde anunció su marcha, alegó la imposibilidad de ejercer su cargo con “dignidad, eficacia y transparencia” debido a las faltas de respeto internas y la ausencia de un proyecto político sólido.
La exedil justificó su decisión tras un “periodo de profunda reflexión” y ante la “pérdida de confianza” en el alcalde, una versión que choca frontalmente con la narrativa de interés personal defendida por la cúpula del PP.
Tensión máxima en campaña
El cruce de acusaciones se produce en un ambiente de alta tensión política. Abel Bautista aprovechó su intervención para lanzar un duro ataque al PSOE, en respuesta a las críticas recibidas por el reciente despido del chófer de la presidenta Guardiola tras conocerse su condena por violencia de género.
“Que los puteros y acosadores vengan a dar lecciones a la presidenta de la Junta, a los que sí tenemos la casa limpia…”, sentenció Bautista, defendiendo la contundencia y rapidez con la que el PP actuó en el caso del trabajador despedido, y contraponiéndolo a lo que consideran una campaña sucia orquestada por la oposición.