CÁCERES. En uno de los momentos más delicados para el Ejecutivo, Pedro Sánchez ha viajado este fin de semana a Extremadura con un doble objetivo: insuflar ánimo a unas bases preocupadas por las encuestas y tratar de contener la hemorragia política provocada por los recientes casos de corrupción y denuncias de acoso sexual que sacuden a la formación.

El acto, celebrado en el Complejo Cultural de San Francisco, sirvió de escenario para que el secretario general del PSOE intentara reivindicarse como el abanderado de la transparencia y la igualdad, reconociendo fallos pero defendiendo la reacción de su partido. “Habremos cometido errores, como todos, pero actuamos con contundencia”, aseguró Sánchez ante la militancia.

Una defensa basada en la gestión social

Consciente de que la tormenta política amenaza con opacar la labor legislativa del Gobierno, Sánchez centró su intervención en un ejercicio de pedagogía sobre los logros sociales de su mandato. El líder socialista enumeró hitos como la revalorización de las pensiones, la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), la inversión educativa y la defensa de la sanidad pública.

La estrategia de Moncloa pasa por intentar que el ruido de las investigaciones judiciales y policiales no entierre estas medidas, presentándolas como el verdadero aval del Gobierno frente a lo que consideran ataques externos. Sin embargo, la atmósfera del evento evidenció que la preocupación interna va más allá de la gestión económica.

El PSOE extremeño marca territorio

Si el discurso de Sánchez buscó el equilibrio entre la autocrítica y la reivindicación, los líderes regionales optaron por la contundencia y el distanciamiento explícito de las conductas investigadas. Ante unas previsiones electorales en Extremadura que auguran un escenario complicado, los candidatos locales endurecieron su mensaje para evitar ser arrastrados por la crisis nacional.

Miguel Ángel Gallardo, candidato socialista a la Junta de Extremadura, fue tajante al expresar la vergüenza que han sentido las bases ante las revelaciones recientes. “En nuestro partido no caben los que dicen que son compañeros, pero que son puteros y abusadores. No caben, claro que no”, sentenció Gallardo, trazando una línea roja para proteger su candidatura.

En la misma línea se pronunció Belén Fernández, secretaria general del PSOE de Cáceres, quien lanzó un mensaje contra los “mediocres misóginos” y el “cansancio” provocado por actitudes de tutela y acoso dentro de la política. Su intervención buscó reafirmar el compromiso feminista del partido desde la base, separándolo de los comportamientos individuales de ciertos cargos.

Música y simbolismo en plena crisis

El acto comenzó con los acordes de Ama, ama, ama y ensancha el alma de Extremoduro, una elección musical cargada de simbolismo con la que Sánchez quiso proyectar la idea de alzar la voz frente a la adversidad. No obstante, la realidad política se impone: el PSOE afronta una semana crítica en la que incluso sus socios parlamentarios exigen cambios profundos y responsabilidades claras.

Mientras Sánchez intenta mantener a flote las banderas del feminismo y la lucha contra la corrupción —pilares fundamentales de su discurso de investidura—, el partido en Extremadura lucha por su propia supervivencia política, poniendo tierra de por medio con cualquier sombra de escándalo.