La tensión diplomática entre Bruselas y Washington ha escalado este lunes tras la dura intervención del presidente del Consejo Europeo, António Costa. Durante la conferencia Jacques Delors celebrada en París, el ex primer ministro portugués ha lanzado un mensaje inequívoco a la Casa Blanca: la Unión Europea no tolerará injerencias en su vida democrática ni aceptará tutelas políticas por parte de sus aliados transatlánticos.
Costa ha subrayado que, aunque Estados Unidos siga refiriéndose a los países europeos como socios, la relación ha entrado en una nueva fase donde el respeto mutuo parece estar en juego. «Los aliados no se amenazan entre sí con interferir en la vida democrática de los otros», sentenció el líder europeo.
El detonante: La nueva Estrategia de Seguridad de EE.UU.
La contundente respuesta de Costa no es casual. Surge como reacción directa a la publicación, la semana pasada, de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional por parte de la Administración de Donald Trump. El documento estadounidense marca un giro radical en la política exterior, criticando abiertamente la gestión europea de la guerra en Ucrania por una supuesta «falta de realismo» y abogando por un acercamiento a Rusia.
Más allá de la geopolítica, el texto de Washington entra en el terreno ideológico, ofreciéndose a «corregir» lo que denominan el «borrado de la civilización europea» y atacando el marco regulatorio de la UE, al que culpan de asfixiar la economía.
Costa ha instado a las capitales europeas a «tomar nota» de esta realidad, asumiendo que los tuits de Trump y las declaraciones del vicepresidente JD Vance ya constituyen «oficialmente la doctrina de Estados Unidos».
El fin de las alianzas tradicionales
Uno de los puntos más críticos del discurso ha sido el reconocimiento de un cambio de paradigma. Según el presidente del Consejo, Europa debe despertar del sueño de la posguerra y comprender que el escenario global es otro.
«Estados Unidos ya no cree en el multilateralismo, ni en el orden internacional basado en reglas, ni en el cambio climático», lamentó Costa, evidenciando la grieta ideológica que separa ahora a ambos lados del Atlántico. Para el dirigente luso, es vital que Europa recupere su autoestima y fortaleza interna para no depender de un aliado que cuestiona sus bases.

Soberanía frente a los “oligarcas tecnológicos”
La defensa de la soberanía europea no se ha limitado a la política de partidos. Costa también ha abierto un frente contra la influencia de las grandes tecnológicas estadounidenses, vinculando la libertad de expresión con la independencia informativa.
En una clara alusión a la presión que ejercen las plataformas digitales, Costa advirtió: «No hay libertad de expresión si la libertad de información de los ciudadanos es sacrificada para defender a los oligarcas tecnológicos de Estados Unidos». El mensaje refuerza la postura de la UE de mantener su estricta regulación digital frente a las críticas de Washington.
Europa, “más fuerte de lo que parece”
Para cerrar su intervención, António Costa quiso enviar un mensaje de confianza en el proyecto europeo. Frente a los intentos externos de debilitar a la Unión, utilizó una lógica inversa para demostrar su vigencia: la intensidad de los ataques que recibe es la mejor prueba de su relevancia.
«Me pregunto: si Europa no es fuerte, ¿por qué tantos intentan minarla? La realidad es que es fuerte», concluyó, llamando a los 27 a actuar con la autonomía que exige el nuevo tablero geopolítico.