A pesar de que los últimos datos oficiales presentados por el Ministerio de Trabajo muestran una tendencia positiva en la reducción del desempleo, diversas voces críticas señalan que estas cifras no reflejan la realidad completa del mercado laboral español. La acusación central sugiere que existe un “maquillaje” de los datos que oculta a cientos de miles de personas que, aun no trabajando, no figuran en las listas del paro registrado.

El desfase entre el paro registrado y el “paro efectivo”

El punto de fricción principal se encuentra en la metodología de conteo utilizada por el equipo de Yolanda Díaz. Oficialmente, el número de desempleados se ha mantenido en niveles que el Gobierno califica de históricos. Sin embargo, análisis detallados de las estadísticas del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) revelan una imagen diferente cuando se suman los colectivos que quedan fuera de la definición estricta de “parado registrado”.

Según la información analizada, el desempleo real en España superaría la barrera de los 3,7 millones de personas. Esta cifra contrasta notablemente con los datos oficiales, que suelen situarse por debajo de los 3 millones. La discrepancia radica en la exclusión de varios grupos que, en la práctica, no están trabajando.

¿Quiénes son los “ocultos” en las estadísticas?

Para entender cómo se llega a la cifra de los 3,7 millones, es necesario desglosar las categorías que el Ministerio de Trabajo no contabiliza como desempleados puros:

  • Fijos-discontinuos en inactividad: Esta es la clave de la crítica. Tras la reforma laboral, muchos contratos temporales pasaron a ser fijos-discontinuos. Cuando estos trabajadores no están en periodo de actividad (es decir, están en sus casas esperando a ser llamados y cobrando en muchos casos el desempleo), no computan como parados registrados, sino como “demandantes de empleo con relación laboral”.
  • Personas en formación: Aquellos desempleados que están realizando cursos del SEPE.
  • Disponibilidad limitada: Personas que demandan empleo pero con condiciones específicas (teletrabajo, horario restringido, etc.) o con disponibilidad limitada.
  • Demandantes no ocupados (DENOS): Un grupo que incluye a quienes buscan un empleo pero no cumplen todos los requisitos administrativos para ser parados registrados.

Las cifras del “paro efectivo”

Si sumamos al paro registrado oficial estos colectivos —especialmente el gran volumen de fijos-discontinuos inactivos, que se ha disparado desde la reforma laboral—, el resultado es lo que los economistas y analistas críticos denominan “paro efectivo”.

Las estimaciones indican que, al agregar a los casi 2,6 millones de parados oficiales los más de medio millón de fijos-discontinuos inactivos y el resto de colectivos excluidos (como los que están en formación o con disposición limitada), la cifra real de personas que desean trabajar y no lo hacen asciende a esos 3,7 millones.

Conclusión

La polémica está servida: mientras el Gobierno defiende la eficacia de la reforma laboral y la estabilidad del empleo, los datos desglosados sugieren que una parte significativa de la precariedad y el desempleo simplemente ha cambiado de nombre estadístico. Lo que antes era un contrato temporal finalizado (y por tanto, un parado más), ahora es un fijo-discontinuo en periodo de inactividad que desaparece de la lista del paro, aunque su situación real —no trabajar— sea idéntica.