BILBAO / ZAMORA — La tensión política se ha trasladado a las calles en el inicio de diciembre con dos ataques consecutivos contra sedes de partidos de la oposición en diferentes puntos de la geografía española. En un lapso de apenas 24 horas, las oficinas del Partido Popular en Bilbao y las de Vox en Zamora han amanecido vandalizadas con pintura roja, en lo que ambas formaciones denuncian como una escalada de hostigamiento.

El ataque en Bilbao: señalamiento de la Izquierda Abertzale

El incidente más reciente ha tenido lugar este martes en la capital vizcaína. La sede del Partido Popular ha sido el blanco de un ataque reivindicado mediante cartelería por Ernai, las juventudes de la izquierda abertzale. La fachada ha aparecido rociada de pintura roja y con pasquines pegados en los cristales.

En los carteles se puede leer el lema “gazteok independentzia” (jóvenes independencia) y se convoca a una manifestación para el próximo 20 de diciembre. Desde el PP vasco, sus dirigentes han condenado los hechos de inmediato, calificando la situación como “insólita” y exigiendo al PNV que cese su “blanqueamiento” de los socios radicales. El líder popular en el País Vasco, Javier de Andrés, ha lamentado que la política en Euskadi siga marcada por ser “la más violenta e intolerante”.

Vandalismo contra Vox en Zamora

Apenas un día antes, el lunes 1 de diciembre, la sede de Vox en Zamora sufría un ataque con un modus operandi muy similar. Las instalaciones amanecieron con la fachada y las lunas cubiertas de pintura roja, impidiendo la visibilidad hacia el interior y generando daños materiales evidentes.

Este ataque en Castilla y León no ha sido un hecho aislado para la formación de Santiago Abascal en las últimas horas. Se suma a otros incidentes recientes denunciados por el partido, como agresiones a militantes en Ponferrada, lo que ha llevado a sus representantes a denunciar una campaña de intimidación sistemática contra sus sedes y afiliados en distintas provincias.

Un clima de hostilidad

La coincidencia de ambos ataques, unidos por el uso de pintura roja y el señalamiento directo a las sedes físicas de los partidos, ha encendido las alarmas sobre un posible repunte de la violencia callejera contra formaciones políticas de distinto signo.