Noviembre de 2025. El Partido Popular ha decidido elevar el tono y activar todos los resortes de oposición disponibles contra el Gobierno de Pedro Sánchez. En un contexto político marcado por la inestabilidad parlamentaria y las acusaciones cruzadas, la formación liderada por Alberto Núñez Feijóo despliega una estrategia a tres bandas: presión social en las calles, maniobras parlamentarias en torno a una posible moción de censura y un marcaje férreo a los socios del Gobierno, específicamente a Junts per Catalunya.

El debate interno: ¿Moción de censura testimonial?

Existe una corriente creciente dentro del Partido Popular que aboga por presentar una moción de censura, independientemente de si cuentan con los números para ganarla. Diversos sectores de la formación consideran que, aunque la aritmética parlamentaria no garantice el éxito (la “investidura”), el mero hecho de presentarla serviría para retratar la debilidad del Ejecutivo y forzar a los socios de Sánchez a posicionarse públicamente en un momento crítico.

La estrategia no busca solo el relevo inmediato, sino evidenciar el desgaste gubernamental y ofrecer una alternativa formal en el Congreso, asumiendo el riesgo de una derrota numérica a cambio de una victoria en el relato político.

La presión sobre Junts: La prueba del algodón

Paralelamente, el PP ha intensificado su presión sobre Junts. La estrategia de los populares pasa por testar la realidad de la supuesta ruptura entre los independentistas catalanes y el PSOE. Desde Génova insisten en que ha llegado el momento de que la formación de Carles Puigdemont decida “hasta dónde llega la ruptura”.

El objetivo es claro: dinamitar la mayoría de investidura. Si Junts vota consistentemente en contra del Gobierno o apoya iniciativas del PP, la legislatura podría darse por muerta de facto. El PP busca que Junts pase de la retórica a los hechos, convirtiendo cada votación en un examen de supervivencia para Sánchez.

La calle como altavoz: “Salir de la etapa de la indecencia”

Más allá de los pasillos del Congreso, la dirección del PP ha hecho un llamamiento explícito a la movilización ciudadana. Dirigentes como la secretaria general, Cuca Gamarra, y el vicesecretario de Política Autonómica, Elías Bendodo, han instado a los españoles a “alzar la voz” en las manifestaciones convocadas.

El mensaje fuerza la idea de que la situación actual es insostenible, calificando el momento político como una “etapa de indecencia”. El argumento principal para llamar a la calle es la exigencia inmediata de elecciones generales, bajo la premisa de que el Gobierno ha perdido el control y la legitimidad para seguir gestionando el país hasta el final de la legislatura.

Claves de la estrategia

Para entender este movimiento coordinado del principal partido de la oposición, hay que fijarse en tres pilares:

  • Desgaste reputacional: Utilizar la calle para mantener viva la indignación social contra el Gobierno.
  • Bloqueo legislativo: Utilizar a Junts como cuña para impedir que el PSOE pueda aprobar leyes o presupuestos.
  • Escenario preelectoral: Todo el discurso está orientado a preparar el terreno para un adelanto electoral, presentando al PP como la única vía de “reconstrucción”.