Madrid, 27 de noviembre de 2025. — Lo que comenzó como un cortafuegos político se ha convertido hoy en un incendio incontrolable. José Luis Ábalos, quien fuera la mano derecha de Pedro Sánchez y figura clave en la estructura del Gobierno y del partido, ha roto definitivamente la baraja. A las puertas de su comparecencia ante el Tribunal Supremo, donde se decide su libertad o su ingreso en prisión provisional, el exministro ha pasado del silencio a la ofensiva, lanzando mensajes velados y advertencias directas hacia el Presidente del Gobierno.

El Supremo decide el destino del exministro

La jornada ha amanecido con una tensión irrespirable en los círculos políticos de Madrid. El juez instructor debe decidir hoy sobre las medidas cautelares solicitadas contra Ábalos, que podrían implicar su entrada inmediata en la cárcel. La investigación, que sitúa al exministro en la cúspide de la trama de corrupción conocida como el ‘Caso Koldo’, ha cobrado una velocidad vertiginosa tras las recientes revelaciones.

La situación judicial de Ábalos se ha agravado sustancialmente por la colaboración de Víctor de Aldama con la justicia. El presunto nexo corruptor ha tirado de la manta, dejando al exsecretario de Organización del PSOE sin apenas margen de maniobra y “al borde de la cárcel”, según fuentes jurídicas.

Ábalos “dispara” contra Sánchez

Lejos de asumir el rol de cortafuegos para proteger las siglas del partido, Ábalos ha cambiado radicalmente su estrategia de defensa. Sintiéndose abandonado y utilizado como cabeza de turco, ha enviado mensajes que en Moncloa se interpretan como una amenaza directa: si él cae, no caerá solo.

El exministro ha deslizado que las decisiones clave que ahora se investigan no se tomaron de forma unilateral, apuntando hacia la cúspide de la pirámide de poder: Pedro Sánchez. Esta estrategia de “tierra quemada” ha disparado las alarmas en el Ejecutivo, que teme que una eventual declaración de Ábalos ante el juez pueda implicar políticamente al Presidente o a otros miembros del Consejo de Ministros.

Pánico en Moncloa y riesgo para la legislatura

El ambiente en el complejo presidencial es de máxima preocupación. Las fuentes consultadas sugieren que el temor ya no es solo judicial, sino existencial para la legislatura. La fragilidad parlamentaria del Gobierno, sumada al escándalo de corrupción que toca su núcleo duro, hace que este 27 de noviembre se perciba como un “día crítico” para la supervivencia del mandato de Sánchez.

La oposición, mientras tanto, observa los movimientos con la certeza de que el Gobierno se encuentra en su momento más débil. Una derrota parlamentaria hoy, sumada a la imagen de un exministro entrando en prisión acusando a su propio jefe, podría precipitar el final de la legislatura.

El factor Aldama

La pieza que ha terminado de desestabilizar el tablero ha sido Víctor de Aldama. Su decisión de colaborar con la Fiscalía ha roto el pacto de silencio que parecía imperar en la trama. Las confesiones del empresario no solo han acorralado a Ábalos, sino que han abierto nuevas vías de investigación que podrían salpicar a otros departamentos ministeriales.

El mensaje que Ábalos parece enviar hoy a Sánchez es claro: la lealtad se ha roto y, ante la vista del Supremo, cada uno luchará por su propia supervivencia.