El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, vuelve a estar en el centro del debate público por una aparente contradicción entre su discurso en defensa de la libertad de expresión y su comportamiento en redes sociales, donde numerosos usuarios afirman haber sido bloqueados por el ministro tras publicar comentarios críticos.
1. Discurso público en defensa de la libertad de expresión

Puente ha defendido en múltiples ocasiones la importancia de la libertad de expresión como pilar democrático. En agosto de 2024, declaró:
“Yo hago ejercicio de mi libertad de expresión… de esa que algunos defienden con tanto ardor, pero que para otros parecen negar.”
En esa línea, ha reivindicado el derecho de los periodistas a ejercer su labor sin presiones, apelando al artículo 20 de la Constitución española, que protege la libertad de información y opinión.
2. Bloqueos en redes sociales

Pese a su discurso, varios usuarios —entre ellos periodistas, analistas y ciudadanos— han denunciado haber sido bloqueados por el ministro en la red social X (antes Twitter).
Uno de los casos más comentados ocurrió cuando el chatbot de inteligencia artificial Grok publicó una respuesta crítica sobre el uso de pagos en efectivo en la administración pública. Minutos después, Grok informó haber sido bloqueado por el ministro, un gesto que desató un aluvión de comentarios irónicos en redes.
En marzo de 2024, Puente ya había explicado su postura en televisión, asegurando que “bloquear” formaba parte de su derecho a decidir con quién interactuar:
“Twitter es mi patio de comunidad. Y yo decido quién entra y quién no.”
3. Señalamientos hacia periodistas
La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) criticó recientemente al ministro por haber cuestionado la labor de un corresponsal español en Washington, insinuando que su línea de preguntas al presidente de EE. UU. era “antipatriótica”. El episodio reavivó las acusaciones de doble rasero entre el discurso pro-libertad y las acciones de Puente hacia la prensa.
4. ¿Contradicción o estrategia digital?
Las opiniones sobre la actitud del ministro se dividen.
Por un lado, algunos defienden que todo usuario tiene derecho a bloquear perfiles ofensivos o difamatorios, incluso si es un cargo público.
Por otro, críticos y expertos en comunicación política advierten que, al hacerlo, un ministro restringe indirectamente el debate ciudadano y proyecta una imagen de intolerancia ante la crítica, lo que choca con la responsabilidad institucional de mantener canales abiertos con la sociedad.
5. Implicaciones institucionales
El caso abre un debate sobre los límites de la comunicación política en redes sociales:
- ¿Hasta qué punto puede un responsable público limitar la interacción con los ciudadanos?
- ¿Debería considerarse su cuenta personal parte del ejercicio de su cargo si la utiliza para emitir mensajes institucionales?
- ¿Se debilita la transparencia cuando un ministro bloquea a quienes lo interpelan legítimamente?
Estas preguntas reflejan una tensión creciente entre la comunicación personal y la representación pública en la era digital.
6. Conclusión

Óscar Puente se presenta como un firme defensor de la libertad de expresión. No obstante, su conducta en redes sociales, marcada por bloqueos y respuestas contundentes, genera dudas sobre la coherencia entre su discurso y su práctica.
En una sociedad donde el diálogo digital se ha convertido en una extensión del espacio público, las decisiones de un ministro en internet no son meros gestos personales, sino reflejos de cómo se entiende la democracia participativa en el siglo XXI.